martes, 3 de agosto de 2010

No a la prohibición de las corridas de toros

Fuente de imagen: http://mirartegaleria.blogspot.com/2012/10/arte-oleo-corridas-toros.html

De la tauromaquia siempre he despreciado la locuacidad de sus comentaristas, que en un vano intento de infundir brillo a una práctica desagradable ataviado sus reportajes con adjetivos, expresiones  y verbos estridentes  (para la muestra:  consumado maestro, veroniquear, acular, amorcillado, mansurrón, toraco, toro maricón  (  etc.. [www.ganaderoslidia.com/webroot/diccionario.htm]) sólo logran despertar sentimientos de animadversión entre los que no simpatizan con las corridas de toros
Por supuesto que también me afecta profundamente el sufrimiento del animal, su expresión desconcertada por la algarabía y las laceraciones, el publico gritando jubiloso mientras el toro se bate sangriento en inferioridad de condiciones, la tortura extrema a la que es sometido en algunos antros con el fin de reducirlo  (pinchazos, limadura de cachos, vaselina en los ojos etc.) y muchos más vejámenes.
Pero me incomoda aún más la copiosa charlatanería de actorcitas(os), modelos y todo tipo de  personalidades, que valiéndose de su notoriedad arremeten furiosos contra las instituciones y políticos que se niegan a prohibir la “la fiesta brava” (ingenuos ellos al creer alcanzar con esto la magnanimidad) con varios argumentos que serán rebatidos a continuación.
-                     Muerte del toro: Los toros no son consientes de la muerte, sufren por el estrés y los vejámenes de los que  he hablado pero la muerte no es un perjuicio adicional, porque no pueden concebirla, a diferencia de los seres humanos.


He podido percibir gracias a la menuda pero sustanciosa investigación que he realizado antes de plasmar mis ideas en esta disertación  es que en las corridas de toros tienden a considerarse más reprochables moralmente cuando el bóvido muere. Por eso las corridas de toros en California (Estados Unidos) o Portugal (sí,  el toro es instrumental pero sin ser sacrificado) no son criticadas  con tanto delirio, y es noticia cuando algún toro es “indultado” por los atributos mostrados es una faena o cuando es rechazado por no estar en condiciones de enfrentarla; esta concepción inherente a los seres humanos es un tanto simplista porque no tiene en cuenta que todo organismo es perecedero y que lo quede de él está destinado a alimentar la naturaleza. Ni los depredadores, que tras haber cumplido su ciclo vital mueren por inanición o/y consumidos por infecciones producto de enfrentamientos con la competencia, en ambos casos microorganismos se encargar de descomponerlos para que su materia pueda ser reutilizada en complejo proceso denominado vida.
Alguna vez un amigo mío (al que le reservo la condición anónima) se manifestó enajenado por la dignidad y altanería con la que el toro de lidia afrontaba su muerte;  después de una pausa solemne,  exigió indignado la liberación de estos preciosos animales. Yo, ante la vehemencia de su llamado y la ignorancia del tema no pude hacer otra cosa que sumarme a su moción; Ahora, un poco menos romántico y más curtido en las paradojas de la selección artificial (es una técnica que ha utilizado la humanidad para inducir  modificaciones genéticas sobre otros seres vivos para potencializar las características que le resultan provechosas. A los interesados les recomiendo este video de uno de mis héroes de la adolescencia en que la explica con lujo de detalles http://www.youtube.com/watch?v=0WRrDO4vDOQ) puedo responderle que lamentablemente las posibilidades de supervivencia de los toros de lidia en libertad son muy remotas: Hace más o menos tres siglos el hombre domesticó a especies de toros autóctonas de  España con el fin de utilizarlos comercialmente; apoyaron las variaciones que resultan beneficiosas para el espectáculo; pese que a diferencia de otros animales domésticos (donde se privilegió la capacidad para ser explotados en la industria alimentaria), se seleccionaron como sementales los semovientes con astas grandes y hacia delante, potente aparato locomotor  además de atributos temperamentales como la “bravura”, estos animales probablemente no podrían ser integrados a algún ecosistema. Fuera de que han sido desnaturalizados (hasta la corrida el toro de lidia vive despreocupado, sin necesidad de buscar alimento o  cuidarse de depredadores) los ecosistemas naturales de sus ascendientes han sido trastornados por el hombre. Ya que no sería rentable aprovecharlo en industria alimentaria, pues su manutención es demasiado costosa, acabar con las corridas  supondría su desaparición (salvo que algunos zoológicos o particulares estuvieran interesados en conservarlo como una rareza)

-                     Toreo- cruel, salvaje y sangriento: este argumento puede ser resumido brevemente con un silogismo al estilo de Aristóteles tarareado en muchos foros:
La crueldad es mala,
Las corridas son crueles,
Por tanto, las corridas son malas.
Para empezar, la definición de crueldad es casi tan ambigua como la de la paz ¿Qué es crueldad? La RAE dice: “Inhumanidad, fiereza de ánimo, impiedad”   WORLDREFERENCE dice: “falta de compasión hacia el sufrimiento ajeno”; habrán podido percatarse ustedes que son dos concepciones chocan entre sí y con infinidad de diferentes proposiciones que no será necesario resaltar aquí. Obviamente la de WOLRDREFERENCE  se sintoniza más con las airadas protestas de los antitaurinos, supongamos que es la más objetiva y descartemos la de la RAE por antropocéntrica y conservadora, pues la definición de humanidad de la RAE reza así “sensibilidad, compasión de las desgracias de nuestros semejantes” de modo que solo mamíferos como los elefantes o los simpáticos ñus estarían exentos de crueldad.  Para demostrar, queridos (as) lectores que la definición por nosotros adoptada también es antropocéntrica  bastara con traerles algunos ejemplos del mundo animal: el primero el de las orcas. El otro día, he de confesarlo, soy un vagabundo sin oficio,  veía en la National Geographic un antología de imágenes y videos impresionantes (en este canal y en el Discovery ahora solo pasan basura). Después de un video en el que un tipo que se creía Tarzán escalaba un peñasco, mostraban otro en el que una atormentada foca resistía en un casquete de hielo  el asedio de 4 o 5 orcas capitaneadas por su madre. La habrían podido devorar en cualquier momento, sin embargo, las orcas jugaban con el pinnípedo, dejándolo escapar cuando se les antojaba aprovechando su juguete para practicar tácticas de caza; al final, agotadas por la faena, devoraron a la pobre foca. ¿Significa esto que las orcas son animales malos por su innegable crueldad?¿Deberíamos nosotros darle un lección a la orca con grado de capitán para que muestre compostura ante sus vástagos? ¿O es que acaso lo que hacían las incomprendidas orcas era sacar provecho de su prodigiosa inteligencia, producto de la selección natural, y usar este “cruel” juego para perfeccionar su efectividad y no tener que pasar apuros en épocas de vacas flacas?. Ehh? Por si no es suficiente, traeré un segundo ejemplo, más triste sin duda, en el que un hambriento oso polar  devoró a un tierno osezno abandonado por su madre. El oso polar no sabe del calentamiento global, pero si percibe la reducción de sus espacios y la disminución de las alternativas alimenticias por lo cual acude al canibalismo para garantizar las grasas que necesita para no morir de frio. El canibalismo, no es un tabú para los osos polares, pero una súbita irrupción de la madre habría significado para el hambriento cazador un enfrentamiento en el que posiblemente habría sufrido pérdidas.

Otro tipo de epítetos  (salvaje, bestial, sangriento, asesino por no hablar de otros más denigrantes) usados por los taurófobos para descalificar a los que consideran legitimas las corridas de toros podrían ser analizados por el lector a luz de un proceso sistemático, para que concluyera por sí mismo si son antropocéntricos y superficiales o no lo son. Está bien, pasemos por alto el problema semántico (me apenaría que pensaran que soy demasiado formalista). La crueldad no solo se define de diferentes maneras sino que también se percibí diferentemente aun suponiendo que solo se tenga como referencia una definición : (1)me repugnan los toros por la crueldad del espectáculo, (2)pero un joven amigo tal vez mes guapo podría decir que los toros no son crueles porque han sido criados artificialmente para morir en la lucha y (3) una nena especialista en el tema lo admitiría, evidentemente las corridas de toros son crueles, pero para ella este espectáculo es una fuente de éxtasis en que valores importantes para ella como la valentía y la generosidad alcanzan su máxima expresión. Sigo identificándome  con la posición (1) sin embargo, estamos en una sociedad democrática y es menester ser tolerantes, discutir respetuosamente y estar abiertos a nuevas ideas.

-                     El sacrificio del toro es pura vanidad, los sacrificios de otros animales se hacen con el fin de satisfacer necesidades alimentarias: Un estudio del director del Departamento de Fisiología Animal de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid, Juan Carlos Illera, afirma que el toro de lidia es un animal con unas reacciones hormonales extraordinarias que le facilitan bloquear los receptores de dolor; él concluye que el toro no sufre tanto en la corrida como se piensa. Una Doctora en Medicina. Especialista en Medicina Física y Rehabilitación, de la misma universidad, Susana Muñoz Laza, cuestiona el estudio por no haber sido publicado en alguna revista científica, y porque según ella, de presentarse, el caso del toro seria inédito porque el dolor es imprescindible en los seres vivos pues es el mecanismo que les permite mantenerse alerta en situaciones de peligro. Las dos posiciones están disponibles en internet:  http://revistas.ucm.es/vet/19882688/articulos/RCCV0707330001A.PDF http://www.animanaturalis.org/p/1235. Pero  coinciden en que: para el ganado (esto también incluye al toro de lidia) resulta sumamente traumático ser transportados en automotores (para el doctor Illera este proceso, visto como algo natural por algunos taurófobos, resulta inclusive más angustioso que la misma corrida) entonces ¿porqué  no se realizan cruzadas internacionales para que la humanidad cese esta forma de tortura de manera definitiva? ¿y quién va a velar por las langostas, por los cerdos y  pollos hacinados en granjas mugrosas, por los pulpos que mueren machacados por las muelas de solemnes japoneses y por la inagotable cantidad de animales con un sistema nervioso lo suficientemente sofisticado como para sentir dolor que son sometidos por el hombre a muertes tortuosas?   Habrá muchos en este punto que contesten inconscientes de su hipocresía que es distinto matar animales para poder sobrevivir a matarlos para regocijarse. Se dice que la carne es indispensable por la cantidad de hierro y proteínas que aporta al organismo: sin embargo, para fortuna de los veganos (personas que por distintas razones se oponen al consumo de carne y todo producto derivado de animales en condiciones tortuosas) investigaciones recientes han revelado que dietas absolutamente vegetarianas son muy saludables si son planificadas (en el caso colombiano una combinación apropiada de la enorme variedad de frutos secos, cereales y legumbres con las que contamos sería suficiente). ¿Por qué negarlo? Comemos carne porque se nos antoja, seducidos por su sabor o simplemente el peso de la costumbre, sin interesarnos  del proceso que sufrió el animal antes ser servido en el plato; Mario Vargas Llosa, unas celebridades que se complace con corridas de toros comentó en algunas de sus columnas “…para quien goza con una extraordinaria faena, los toros representan una forma de alimento espiritual y emotivo tan intenso y enriquecedor como un concierto de Beethoven, una comedia de Shakespeare o un poema de Vallejo. Que, para saber que esto era cierto, no era indispensable asistir a una corrida. Bastaba con leer los poemas y los textos que los toros y los toreros habían inspirado a grandes poetas, como Lorca y Alberti, y ver los cuadros en que pintores como Goya o Picasso habían inmortalizado el arte del toreo, para advertir que para muchas, muchísimas personas, la fiesta de los toros es algo más complejo y sutil que un deporte, un espectáculo que tiene algo de danza y de pintura, de teatro y poesía, en el que la valentía, la destreza, la intuición, la gracia, la elegancia y la cercanía de la muerte se combinan para representar la condición humana.” (la columna está disponible en internet http://elcomercio.pe/noticia/463693/columna-vargas-llosa-torear-otras-maldades) De modo que comer pescado y ver corridas de toros serian dos formas de insustancialidad  que tienen como fin satisfacer los deseos humanos con la tortura de animales capaces de sentir dolor. En el caso de que tenga el lector la coherencia y voluntad de los veganos comprenderá, si sus motivos son éticos o religiosos, que la prohibición no es una alternativa porque esto supondría imponer una consideración moral producto de un sistema de valores particular sobre una minoría significativa de ciudadanos a la que seguramente le resulta ajeno dicho sistema de valores.

-                     Porque los buenos somos más: Los antitaurinos arguyen que las corridas de toros son antidemocráticas porque la mayoría las personas se oponen a ellas no obstante son legales. En un sondeo de Caracol Radio  el 78 por ciento de los encuestados aseguró estar en contra de las corridas de toros. Sí, evidentemente menos personas se complacen al ver las corridas, pero lo que no entienden los antitaurinos es que en la democracia liberal (la forma de gobierno que rige en los países donde se ha presentado la polémica relacionada  con la prohibición de las corridas [Colombia, España entre otros]) las decisiones políticas están sujetas a un marco legal que garantiza la protección de los derechos y las libertades individuales; esto para fomentar un ambiente en el que prime la tolerancia y el pluralismo, donde divergentes posiciones culturales e ideológicas puedan convivir en armonía. La reciente decisión del parlamento catalán de prohibir las corridas de toros no puede entenderse como un manifiesto en defensa de los animales sino más bien como una protesta por la decisión del Tribunal Constitucional Español de reformar el estatuto de Cataluña. Prueba de ello es que el correbous (que no es precisamente un espectáculo antitaurino) podrá celebrase sin ningún impedimento (video de correbous: http://www.youtube.com/watch?v=jLH5VzwaDM8)
Esta tendencia tiránica, que busca limitar  las libertades individuales basándose en efímeras declaraciones de subjetividad, me recuerda la lúgubre naturaleza totalitaria de muchos medios masivos de comunicación que se alimentan de azuzar el miedo de la grey irreflexiva.  En Colombia hay ejemplos de sobra: como cuando millones de colombianos marcharon un cuatro de febrero manifestar para manifestar rechazo a la sevicia de un grupo narcotraficantes y terroristas; hasta ahí todo bien, muy bonito, son fundamentales en las sociedades este tipo de procesos en los que la conciencia colectiva rechaza actores, instituciones o procedimientos que atentan contra ella. El problema surgió cuando la grey azuzada por los principales medios masivos de comunicación, acorraló a algunos señores de la izquierda (los memos pragmáticos) que consideraban que la marcha era una manifestación de odio y que buscaba favorecer electoralmente al presidente Uribe.  Para mí la marcha  es un hecho imprescindible que contribuirá a que las futuras generaciones rechacen ciertas formas de violencia, sin embargo, la posición de los izquierdosos es legítima y debe ser respetada, y para los que se les antoje tal vez escuchada, refutada o posiblemente convencerse de su conveniencia. Algo similar sucedió hace algunos días con doña Ingrid Betancourt, a quien se le ocurrió demandar al estado colombiano por considerar que el estado colombiano compartía responsabilidad en su secuestro. En esta ocasión fue casi unánime el rechazo del país a su petición. Desde Uribistas  consagrados  (quienes después de su liberación la consideraban un paladín de la libertad pero al enterarse de sus pretensiones se lanzaron a guisa de filosos puñales sobre ella) hasta acérrimos enemigos de la burguesía (creo yo como una forma de desquitarse por el desconcierto que les había producido sus declaraciones después de ser liberada por el ejército) coincidieron en que era una “avivata”, apátrida, malabarista, doble moral, corrupta, criminal, abusiva etc…. La sometieron a tal hostilidad, que  no sólo renuncio a sus pretensiones, también a la política y posiblemente no regrese al país; otros ex secuestrados que tenían pensado demandar se lo están pensando muy bien antes de hacerlo. Muchos estarán satisfechos con el desenlace, yo no; Es legitimo considerar que pedir ocho millones de dólares al estado es absurdo por la desproporción (un Tribunal de Justicia y Paz resolvió que el monto máximo de indemnización al que podían aspirar las familias de las personas asesinadas en la masacre de Mampuján sería de 240 millones de pesos por núcleo familiar), porque fue ella irresponsable, porque es ingrata, porque le salen arrugas como cualquier mortal etc… pero también lo es exigirlo, así lo establece la constitución. En la posición de Betancourt, también habría demandado considerando los ingresos que dejó de percibir al estar secuestrada y un monto adicional por perjuicios morales (que no son cuantificables, pero por no haber otra forma de indemnizar a la víctima se hace con dinero). Es un derecho de doña Ingrid demandar y  el deber de un juez establecer si son procedentes sus peticiones. Y claro columnistas, políticos y ciudadanos corrientes opinar, pero sin amenazas, ni violencia teniendo en cuenta que es un deber acatar lo estipulado por la ley y por quienes cumplen con interpretarlas.



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