viernes, 22 de julio de 2022

¿Deben ser removidas las estatuas confederadas en Estados Unidos?

 *Publicada originalmente en El Mal Economista en Junio de 2019 https://elmaleconomista.com/deben-ser-removidas-las-estatuas-confederadas-en-estados-unidos/

El aumento de actos terroristas consumados por supremacistas blancos en contra de minorías nos obliga a interrogarnos por algunos de los orígenes de esta forma de violencia motivada por odio racial.

 

En la noche del viernes 11 de agosto de 2017, las calles de Charlottesville, un silencioso pueblo universitario en el occidente de Estados Unidos, fueron sacudidas por estruendosas manifestaciones de supremacistas blancos. Convocados por la plataforma “Unite the Right” en respuesta a la decisión del ayuntamiento del municipio de remover la estatua del general confederado Robert E. Lee, y en un número que ronda de 500 a 1000 según diferentes estimaciones, los manifestantes  hicieron un despliegue de intolerancia y fanatismo que hizo recordar los momentos más funestos del Ku Kux Klan en el siglo XX: cargados de antorchas, banderas confederadas y nazis, algunos con indumentaria militar y armas automáticas, marcharon alrededor del campus de la Universidad Virginia cantando consignas fascistas como “Jews will not replace us” y “blood and soil”.

Eventualmente se encontraron con un grupo de manifestantes antifascistas más pequeño, lo rodearon y se enfrentaron a ellos con palos y gas pimienta. La violencia continuó a lo largo del sábado y alcanzó su clímax cuando James Alex Field Junior, un integrante de “Vanguard America” (grupo antisemita que se opone al multiculturalismo y propugna un Estados Unidos exclusivamente blanco) embistió con su automóvil a una multitud de personas que protestaban contra los mítines de supremacistas blancos en el pueblo, dejando el saldo de una persona muerta y varios heridos.

Al igual que la masacre en una iglesia perpetrada por el supremacista blanco Dylann Roof en 2015, estos hechos de violencia pusieron en el foco del debate el papel que juegan las estatuas confederadas en los espacios públicos. ¿Qué exactamente representan estos monumentos en términos culturales e históricos? ¿Deben las autoridades gastar fondos públicos en su mantenimiento incluso si son fuentes de crispación social? ¿Deben ser removidos de los espacios públicos?

Remover o no remover.

Según el profesor Gaines Foster, autor de “Ghost of the Confederacy” una forma sensata de decidir este asunto es tener en cuenta dos aspectos 1. ¿Qué propósito tenían quienes construyeron las estatuas? 2. ¿Qué representa el personaje que es honrado con el monumento?

Los defensores de las estatuas confederadas a menudo alegan que son parte del patrimonio de Estados Unidos, y que fueron construidos con el propósito de honrar la vida de aquellos que lucharon denodadamente en defensa las pretensiones de los “opresivos” estados del norte sobre los del sur en el contexto de la guerra de Secesión estadounidense; para ellos, quitarlos de los espacios públicos significaría borrar la historia. El gobernador republicano del estado de Maine, Paul Lepage, llegó a decir que removerlos sería como derribar los monumentos conmemorativos del 11 de septiembre en la ciudad Nueva York, y comparó a quienes pretender remover las estatuas confederadas con los talibanes de Afganistán.

James Grossman, el director ejecutivo de la Asociación Estadounidense de Historia, desestima está versión: esta narrativa de la rebelión heroica de los estados del sur es un intento de legitimar las figuras públicas de este bando involucradas en la guerra de Secesión, y está cimentado en torno a la idea falaz de que la esclavitud no era el motivo principal de disputa entre los bandos en confrontación.

Simultáneamente, tras este pretendido tributo al heroísmo se esconde una declaración política de supremacistas blancos abogando por su hegemonía social y política. De hecho, la mayoría de los monumentos fueron construidas en dos periodos definitorios de las relaciones raciales en Estados Unidos como puede verse claramente en este informe del Southern Poverty Law Center que reseña también escuelas públicas nombradas en honor a políticos y militares confederados.

El primer periodo es el de la implementación de la Leyes de Jim Crow, transcurrido entre 1890 hasta 1920. Estas leyes promulgadas en los estados del sur estipularon la segregación entre blancos y negros en diferentes espacios públicos como por ejemplo escuelas, baños y restaurantes, y restringieron su participación política privándolos del derecho al voto. El segundo pico (los años 50 y 60 del siglo pasado) de los monumentos confederados en el informe coincide con los choques entre el movimiento derechos civiles para los afroestadounidenses y los sureños que se resisten a sus reivindicaciones.

Las estatuas confederados fueron un mecanismo del que se sirvieron los supremacistas blancos para consolidar y promover el orden social impulsado por su ideología; es ingenuo suponer que el propósito de los monumentos fuera rendir un desinteresado homenaje a los perdedores de la Guerra de Secesión, por el contrario, buscaban en primera instancia legitimar los principios racistas  de la confederación entre los blancos, y, de otros lado, decir a los negros que se revelaban  contra la desigualdad y opresión institucionalizada “esto un espacio blanco, así es como hacemos las cosas y queremos conservarlo de esa manera”.

Varios comentaristas conservadores han señalado que quitar las estatuas de espacios públicos es una especie de ejercicios de negación. Según ellos, remover los monumentos no va a ser que desaparezcan de la historia de Estados Unidos los abusos cometidos contra los negros, las estatuas deberían permanecer en su lugar para que las futuras generaciones “recuerden lo que pasó”.

Evidentemente, es importante recordar el pasado, las nociones que tiene la gente de la historia en buena medida moldean las relaciones sociales del presente. Sin embargo hay una gran diferencia entre recordar la historia y rendir homenajes nostálgicos a hombres como Robert E.Lee que lucharon por perpetrar la esclavitud en Estados Unidos. Por eso varios historiadores han propuesto que una vez las estatuas confederadas sean retiradas de los espacios públicos no sean destruidas, y que sean puestas en museos donde pueda llevarse a cabo un debate informado en torno a la Guerra de Secesión y la historia de conflictos raciales en Estados Unidos, acompañada por académicos y especialistas en estos temas.

¿Qué estatuas deben permanecer y cuáles deben ser depuestas?

El 15 de agosto de 2017 durante una de las más explosivas ruedas de prensa en lo que va de su presidencia, Donald Trump abrazó uno de los puntos fuertes del alegato de quienes se oponen a la remoción de las estatuas “...esta semana es Robert E.Lee, a ‘Stonewall’ Jackson también lo están bajando. Me pregunto: ¿Será George Washington la semana que viene? ¿Y Thomas Jefferson la semana después? Ustedes tienen que preguntarse dónde parará esto” En la misma conferencia unos minutos después anotó: “George Washington era propietario de esclavos ¿Vamos a tirar su estatua también?”.

El argumento puede parecer en principio convincente, sin embargo es deshonesto y no se sostiene: es anacrónico comparar a George Washington con Robert E.Lee, son figuras que influyeron en las historia de  Estados Unidos en contextos diferentes y con varios años de diferencia, además el legado que traen hasta nuestros días no admite comparación tampoco. George Washington, con todas las falencias personales haya podido tener fue un hombre, que, junto a muchos otros, puso su vida en la línea de fuego para contribuir en los esfuerzos que llevaron a la independencia de Estados Unidos. Roberth E.Lee en cambio fue el líder que encabezó la rebelión de un grupo de hombres que se levantó en armas en contra del gobierno de los Estados Unidos para mantener sus derechos sobre los esclavos y romper la unión americana.

Luego del ataque terrorista de un supremacista blanco en Nueva Zelanda que dejó como saldo 50 víctimas el señor Trump dijo en una conferencia de prensa que él no considera que el nacionalismo blanco sea una amenaza ascendente alrededor del mundo. No obstante, la cifras parecen indicar todo lo contario: entre el año 2009 y 2018 el 73,3% de los asesinatos relacionados con violencia política en Estados Unidos han sido perpetrados por fanáticos de extrema de derecha. Los operativos contraterroristas para contener las amenazas de estos mismos grupos en Europa Occidental se han incrementado en un 191% en los últimos dos años.

Por años se ha subestimado el desafío que representan estos grupos racistas, por ejemplo, en la cultura popular se ha retratado al Ku Kux Klan como una organización de payasos estúpidos e inofensivos. No obstante, ya hemos sido testigos de los estragos que son capaces de producir individuos desquiciados por una ideología que proclama la supremacía racial de los blancos. Es momento de reevaluar los símbolos que han dado legitimidad a su doctrina de odio.

 

¿Funcionará la estrategia racista de Donald Trump para reelegirse en 2020?

 *Publicado Originalmente en  El Mal Economista  en Octubre de 2019 ¿Funcionará la estrategia racista de Donald Trump para reelegirse en 2020? | Blogs El Espectador

Al igual que en 2016, el presidente ha apelado al sentimiento de superioridad de los blancos sobre otras minorías, no obstante, los cambios demográficos sucedidos en el país y el rechazo fuerte a sus políticas nativistas podrían jugar en contra de sus posibilidades de reelegirse.

 

Luego de los dos triunfos sucesivos de Barack Obama en 2008 y 2012, el Partido Republicano de Estados Unidos se vio obligado a asumir la amarga tarea de reinventarse para tener posibilidades creíbles de competir seriamente con el Partido Demócrata en la elección presidencial del país en 2016.

En un reporte de  titulado Growth and Oppotunity Project el Comité Nacional del Partido Republicano dedujo que era menester introducir un cambio sustancial en su política de inmigración para dar una imagen más inclusiva ante los grupos minoritarios, especialmente la población latina. La razón del cambio de estrategia se fundamentó en que el Comité reconoció dos hechos: 1. El cambio demográfico sucedido en Estados Unidos está haciendo que el porcentaje de la población blanca se reduzca año tras año – el censo de la población proyecta que para 2045 Estados Unidos se convertirá un país minoritariamente blanco. 2. Los latinos, el grupo de población que crece a un ritmo más acerado, vota mayoritariamente demócrata.

Irónicamente Jeb Bush, el candidato del establecimiento que siguió las recomendaciones del Comité, fracasó estrepitosamente. Al final quien consiguió la candidatura fue Donald Trump, un millonario misógino y megalómano quien no estaba en el radar de muchos. Trump a lo largo de la campaña protagonizó varios episodios racistas y xenófobos.

Por ejemplo, en uno de sus discursos dijo básicamente que los inmigrantes provenientes de la frontera con México eran violadores y criminales; o cuando el juez del Distrito Sur de California Gonzalo Curiel, nacido Estados Unidos, desestimó una petición hecha por los abogados de Trump de archivar una demanda interpuesta por un grupo de estudiantes en contra de la fraudulenta institución  ‘Trump University’, Trump dijo que el juez Curiel debía recusarse  a sí mismo del caso debido a su origen mexicano. 

Posteriormente, es una campaña plagada de escándalos, venció en la elección presidencial de 2016 de forma sorpresiva a Hilary Clinton, la candidata demócrata. Teniendo en cuenta varios episodios que se remontan desde la década de los 70 y han continuado hasta el día de hoy, es obvio que el racismo es un componente distintivo del carácter del señor Trump.

Pero el racismo no solo define la personalidad de Trump, también ha sido una herramienta que ha utilizado intencionalmente para movilizar a su público.

La estrategia racista de Trump.

El 14 de julio Donald Trump tuiteó sobre cuatro congresistas demócratas independientes -todas mujeres no blancas- que dice él “provienen de países cuyos gobiernos son una completa y total catástrofe”   y que “deberían regresar a ellos”.  Tres de las cuatro legisladoras nacieron en Estados Unidos, la otra mujer,  Ilhan Omar llegó al país a la edad de 8 años como refugiada somalí, es nacionalizada y, curiosamente, ha sido ciudadana estadounidense por más tiempo que la primera dama, Melania Trump.

Las cuatro congresistas han sido víctimas de los ataques de Trump, pero Omar se ha convertido en el blanco predilecto de su furia en los últimos meses. En Twitter y en sus mitines ha dirigido en contra de ella una serie de diatribas falaces, insinuado simpatías de la congresista con extremistas islámicos. El 17 de julio, en uno de los mítines de Trump en Carolina del Norte mientras él dirigía su verborrea calumniosa en contra de la congresista Omar, la multitud asistente, borracha de ira, proclamó "Send her back" "Send her back".

Según los periodistas Emily Badger y Nate Cohn,  en este mitin convergieron dos fuerzas que están estremeciendo  el panorama político norteamericano. De un lado, una ansiedad que se extiende entre un grupo de votantes blancos que ve amenazada su posición debido a los rápidos cambios demográficos que está sufriendo el país, y de otro lado, Donald Trump, el político que ha conseguido con mayor éxito explotar este sentimiento de amenaza.

El núcleo de este grupo de está compuesto está compuesto de trabajadores blancos sin educación terciaria, principalmente hombres. Se estima que el 62,5% de las personas que corresponden a este conjunto de población votaron por Trump en la elección presidencial de 2016.  El señor Trump ha hecho explícito a través de sus políticas y de su discurso público de odio hacia grupos minoritarios como los latinos y los musulmanes que él se proyecta como un defensor de la supremacía de los blancos en Estados Unidos.

Pero es incierto si esta estrategia podrá funcionar de nuevo. De acuerdo con el columnista de The New Yorker John Cassidy,  aunque la proporción de este porcentaje de votantes blancos apenas se reducirá para el 2020, el apoyo de los de los trabajadores blancos sin educación terciaria no es suficiente para la ganar la elección, necesitará el apoyo de otros de  otros grupos población como los blancos con más años de educación, votantes independientes, e irónicamente, de los latinos a quienes ha fustigado tan duramente en sus discursos.

La desgracia para Trump es que, de acuerdo con los sondeos mostrados por Cassidy en su texto, unos dos tercios de las personas que componen estos grupos de población ven de forma poco favorable a Trump y las políticas que representa. Este el principal inconveniente que afronta el actual presidente para reelegirse.

Trump ganó en 2016 por un margen muy estrecho en estados clave como Pensilvania, Michigan y Florida y, según indican las encuestas que se han revelado en las últimas semanas perdería en cada uno de estos estados contra candidatos demócratas como Joe Biden. Falta más de un año para la elección, aún es temprano emitir un pronóstico rotundo sobre las posibilidades de éxito de la estrategia nativista del señor Trump, pero lo cierto es que su reelección está lejos de estar asegurada.

Corrupción y y declive democrático en Israel

 *Publicado originalmente en elmalconomista.com en Abril de 2019

El martes 9 de Abril se celebran las elecciones parlamentarias en Israel. El Gobierno de Benjamín Netanyahu, quien busca reelegirse, afronta serias acusaciones de corrupción, pero a su base de votantes de extrema derecha parece importarle poco. ¿Por qué?

 

En una ocasión, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dijo que podría parase en la quinta avenida de Nueva York y dispararle a alguien en medio de la multitud, y aun así, no perdería un sólo voto de su base, haciendo referencia a la lealtad perruna de sus seguidores, no importa cuán penosos sean los escándalos en lo que él esté involucrado, ellos prestaran apoyo irrestricto  a su líder a pesar de sus problemas éticos.

Para Bernard Avishai, el corresponsal del NewYorker en Jerusalén, este es el mismo caso del actual primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, quien busca relegirse por quinto mandato consecutivo.

Corrupción en Israel

El Fiscal General de Israel anunció a finales de febrero del presente año su intención imputar al primer ministro de Israel en tres casos diferentes de corrupción: el primero se acusa a Netanyahu de recibir costosos presentes - cigarrillos de lujo, joyas y vino por 283000 dólares-  de parte del magnate israelí Arnon Milchan.

A cambio, Netanyahu habría presionado a su ministro de finanzas para extender exenciones tributarias disfrutadas por Milchan y también lo habría ayudado utilizando su influencia en el Departamento de Estado de Estados Unidos para facilitar el trámite de la visa americana. La evidencia aportada por la policía sugiere que las coimas fueron coordinadas mediante mensajeros y códigos secretos, y todos los ‘regalos’ fueron demandas explicitas de Netanyahu y su círculo familiar cercano.

Los otros dos casos tienen que ver con el uso del poder de Netanyahu para manipular los medios de comunicación.

Se han filtrado las transcripciones de una conversación grabada entre Benjamín Netanyahu y Arnon Mozes, propietario del segundo diario más importante del país, Yedioth Ahronoth. De la conversación se desprende que Moses y el primer ministro conspiraron para perjudicar al tabloide Israel Hayom, principal competidor de Yedioth Ahronot. Netanyahu propone a Mozes que cambio cobertura periodística ‘amable’ de su gobierno por parte del Yedioth Ahronoth el gobierno cortaría la circulación Israel Hayom mediante legislación impulsada por partidos de la coalición de gobierno de Netanyahu.

La última acusación de la Fiscalía involucra a la firma de comunicaciones más grande del país ‘Bezeq’ propietaria del influyente sitio web ‘Walla!’, que al igual que en el caso anterior, ofreció cobertura informativa muy favorable a Netanyahu. La obsecuencia de ‘Walla!’ significó, según los investigadores, cambios regulatorios que beneficiaron a ‘Bezeq’ por el valor de cientos de millones de dólares.

Netanyahu ha salido al paso de las acusaciones de fraude y sobornos jugándose la carta del perseguido político. Según él, los cargos levantados en su contra por la Fiscalía son el resultado de una caza de brujas orquestada por el establecimiento liberal y los partidos de izquierda, desesperados por removerlo del poder. Irónicamente el Fiscal General, Avichai Mandelblit, fue designado en 2016 con el beneplácito de Netanyahu y había trabajado previamente con él.

En Israel pocos ponen en duda la seriedad de las reclamaciones de la Fiscalía y se da por sentado que Netanyahu de ser reelegido tendrá que afrontar juicio. No obstante, por extraño que pueda parecer, estos escándalos de corrupción han minado muy poco el apoyo de buena parte los sectores de extrema derecha de Israel que respaldan al Primer Ministro desde su ascenso en 2009. Es más, existen buenas posibilidades de que su coalición salga exitosa en las elecciones a celebrarse este martes 9 de abril.

Declive democrático en Israel

La explicación en parte está en que Netanyahu ha instrumentalizado el conflicto y explotado el sentimiento de amenaza para reforzar su influencia en los grupos ortodoxos de Israel, creando vínculos de lealtad en base a políticas de identidad impulsadas por su gobierno.

El mensaje de su discurso ha estado propuesto en la lógica de dividir la sociedad en dos grupos antagónicos.  De un lado están los árabes y del otro los judíos, de un lado están los seculares y de otro los religiosos, de un lado está el pueblo de Israel y de otro lado están sus enemigos que conspiran en su contra al oponerse a los asentamientos en territorio palestino.

Un segmento población de Israel ha decidido mirar al otro lado a pesar del aplastante peso de las pruebas que pesan sobre la integridad del imputado ministro por la creciente influencia que han tomado las políticas de identidad en Israel. La corrupción de Netanyahu es un sapo que se pueden tragar grupos conservadores y religiosos, siempre y cuando su líder esté dispuesto a defender su visión estrecha de lo que debe ser el Estado de Israel y sus políticas públicas.

Un reporte elaborado por Tamara Cofman Wittes y Yael Mizrahi-Arnaud ha mostrado que en Israel en los últimos años ha habido un declive de los valores liberales, entendiendo estos como las normas de cultura política que definen una democracia genuina, las garantías de participación e igualdad de los grupos minoritarios frente al dominio aplastante mayoría.

Hay varios ejemplos que nos permiten atestiguar los hallazgos del reporte: en julio de 2018 el parlamento de Israel pasó una ley en la que se dice que sólo los judíos tienen derecho a la autodeterminación y el árabe ya no es una lengua oficial. El gobierno de Netanyahu también ha utilizado su poder en el parlamento para hostigar ONG’s que denuncian los abusos de derechos humanos con el argumento de que reciben financiación de gobiernos extranjeros- principalmente de la Unión Europea. Curiosamente, las ONG’s gobiernistas también han recibido copiosa financiación externa, no obstante, estas no han sido objeto de persecución de Netanyahu.

Por cuenta del populismo nativista de Netanyahu el discurso público en Israel se ha tornado toxico, el gobierno ha conseguido vender la narrativa de que cualquier disenso en lo que se refiere a la identidad del estado judío y el manejo del conflicto con los palestinos sea considerado ilegitimo. Los opositores políticos son traidores en ojos de los seguidores del gobierno, agentes extranjeros que, por la amenaza que representan sus ideas, deben ser excluidos del sistema político.

Los costos de ser hombre

 * Publicado Originalmente en Marzo de 2019 en elmaleconomista.com : https://elmaleconomista.com/el-costo-de-ser-hombre/

Aunque los hombres obtengan ciertos privilegios económicos y políticos derivados de su género, esto no significa que no sean perjudicados por éste también.

 

Un dolor de cabeza recurrente que afronta el feminismo es que algunos de sus opositores, por deshonestidad intelectual o ignorancia, tienden a caricaturizarlo y tergivérsalo, a desmentir sus propuestas teóricas basados en espejismos.

Tomemos por ejemplo la idea del ‘patriarcado’. Podríamos definirlo como una estructura social de supremacía masculina que opera a expensas de las mujeres, sin embargo, hay que resaltar que es un concepto polémico y difuso, y no es aceptado universalmente dentro del feminismo, algunas teóricas han cuestionado su pertenencia en términos de explicar complejas relaciones de dominación raciales y de clase, por ejemplo.

Para algunos grupos libertarios y neocoservadores esta idea de una sociedad dominada por hombres es risible cuanto más. Christina Hoff Sommers ha intentado desmentir la idea del privilegio masculino remitiéndose los siguientes patrones estadistcos en Estados Unidos, que más o menos se ajustan a la tendencia de la mayoría de las sociedades occidentales.

        La mayoría de la gente en prisión es hombre.

        La mayoría de población en indigencia es masculina.

        La mayoría de víctimas de homicidios son hombres.

        La mayoría de los suicidas son hombres.

        La esperanza de vida de los hombres es más baja que la de las mujeres.

        Las mujeres tienen tasas de escolaridad más alta en países de la OCDE.

La tesis implícita es que a los hombres también les va mal, por lo que no hay algo esencialmente injusto en la estructura social o en las expectativas que tiene la sociedad sobre cómo y cómo no deben comportarse los hombres y mujeres, no hay necesidad de pensar en cambiar nada. Si los hombres necesitan revisar sus privilegios, las mujeres también, dice la señora Sommers. También que se sugiere soterradamente que el feminismo ignora estos problemas o muy convenientemente decide no hablar de ellos.

El argumento ha sido muy exitoso en términos de propaganda, tanto así que ha sido replicado en diferentes instancias, convirtiéndose en un lugar común del discurso de los libertarios de derecha cuando hablan del ‘patriarcado’. Alguien lo hizo para el caso de Colombia.

Los roles de género y el ‘patriarcado’.

Pero el feminismo sí ha tratado estos problemas. Nuestra sociedad está edificada en torno a nociones de cómo se espera que actúen los hombres y las mujeres en ella. Estas expectativas cambian de una estructura social a otra, y se denominan roles de género. En el ‘patriarcado’  -visto desde el punto de vista más convencional- los roles de género establecen una relación de dominancia dinámica del hombre con respecto a la mujer, en este sistema de organización, la mujer, ‘débil y sumisa’, está limitada a ser una extensión del hombre, éste de otro lado, se proyecta como ‘dominante’,  ‘duro’ -incluso si hace falta suprimir sus emociones- y es el encargado de dar el sustento y la protección a la familia.

Es cierto que si comparamos la situación del siglo XX con respecto al siglo XXI las dinámicas familiares y sociales han cambiado en cierta extensión, y es cierto que las mujeres en términos absolutos tienen mejores términos de independencia y autonomía que en el pasado.

Pero la situación está  lejos de ser la ideal, para Abigail Player, los roles de género tienen un impacto gigantesco en nuestras creencias sobre lo que deben y no deben hacer los hombres y las mujeres, consecuentemente, surgen estereotipos que refuerzan las jerarquías basadas en género: por ejemplo, encuestas y experimentos han mostrado que las mujeres son percibidas como ‘cooperativas’ y ‘leales’ en contraste con los hombres a quienes se les achacan las cualidades de ‘protectores’ y ‘competentes’, no todos asumen estos estereotipos, pero hay evidencia de que las mujeres que no se comportan conforme a estos estereotipos son evaluadas negativamente por sus pares en el trabajo. De otro lado, continúa Player, toda una vida expuesto a estas expectativas de lo que deben ser las mujeres configura y refuerza sesgos inconscientes e invisibles. Como consecuencia de estos sesgos los hombres son vistos como líderes más capaces y son recompensados en mayor medida que las mujeres.

Player ilustra esta situación, usando datos de Reino Unido en donde las mujeres sólo componen el 22% del parlamento, el 20% de los profesores universitarios y el 6,1% de los cargos ejecutivos en la Bolsa de Valores Londres. En Colombia, el porcentaje de mujeres en el congreso es del 21,7%, y según el Observatorio Laboral de la Universidad del Rosario la brecha salarial está en el 25%, y el desempleo está en el 11% con respecto al 5% del hombres.

Hay otros costos asociados a ser mujer, podría decirse que más onerosos– violencia sexual, mansplaining, trabajo doméstico entre muchos otros- que no trataré porque requeriría extenderme más allá de los horizontes de este escrito. En todo caso, creo que se ha mostrado que hay un privilegio del hombre en la estructura política y económica.

Los costos de ser hombre

El término “masculinidad tóxica” en el pasado era usado casi exclusivamente en las clases de género en las universidades. De unos años para acá ha recobrado vida por cuenta de la guerra cultural en torno al feminismo que se vive en internet. ¿Qué significa exactamente? ¿Cómo explica los costos de ser hombre?

La masculinidad tóxica es conjunto de prácticas dañinas y destructivas, derivadas principalmente de suprimir las emociones, mantener la apariencia de ser ‘tipos duros’ en oposición ser percibido como femenino y usar la violencia como indicador de poder. Hay que aclarar que no todos los hombres y las masculinidades son tóxicas, hay rasgos que tradicionalmente se han asociado a los hombres como el liderazgo y el coraje, por poner un par de ejemplos, que es positivo incentivar tanto en hombres como en las mujeres.

En agosto de 2018 la APA (American Psychological Association) reveló su primera guía especialmente dirigida para el tratamiento de hombres y niños. La guía, dice la APA fue escritas en base a 40 años de investigación y trabajo terapéutico. En un artículo publicado en el sitio web de la APA, Stephanie Pappas, explica las motivaciones detrás de la guía y da luces para entender cómo los roles de género explican los patrones estadísticos que ciertos neoconservadores han usado como caballito de batalla en contra del feminismo. Pappas  soporta con literatura científica anexa sus observaciones y pone énfasis en que los terapeutas deben entender también cómo el poder, el privilegio y el seximo funcionan tanto otorgando beneficios a los hombres como atrapandolos en nociones preconcebidas sobre como se espera que sean:

-          Los hombres se sienten aislados, son criados con la mentalidad de ser ‘autosuficientes’ y de ocuparse de los problemas por ellos mismos, como consecuencia no buscan ayuda y se aíslan aún más. Por esto mismo, los niños y los hombres corren un riego desproporcional en relación a la disciplina y los desafios acádemicos.          Además, los hombres con nociones más tradicionales de masculinidad son menos propensos a buscar asistencia psicológica que aquellos con nociones de género más flexibles.

-          ‘Los machos’ u hombres con rasgos de masculinidad ‘fuerte’ -competitivos, dominantes, agresivos y estoicos- tienen la mitad de probabilidades de adquirir salud preventiva que aquellos hombres de criterios de masculinidad más moderada.

-          ‘Los machos’ son más propensos a adoptar comportamientos considerados riesgosos para la salud – alcoholismo, hábitos alimenticios poco saludables, tabaquismo o a poner ellos mismos su integridad física en riesgo.

 

Mi propósito al escribir este artículo es poner una pequeña cuota en lo que espero sea un debate más constructivo y menos tóxico en torno al tema ‘los roles de género y las relaciones de poder’. Por desgracia hoy el debate está viciado por cuenta del sensacionalismo de los medios y los “trolls” de internet.

Hay que dejar que atrás esa narrativa que sugiere que el feminismo es una cruzada en contra de los hombres, en realidad, es una herramienta de emancipación, no sólo para las mujeres, sino también para nosotros los hombres, a los que espero lleguen estas palabras Como dice Chesea Fanagan en una cápsula de youtube, una de las ideas fundamentales del feminismo es liberarse del aplastante dominio de estos roles de género, nosotros no deberíamos pagar por lo que la sociedad espera de nosotros por nuestro género. Para mí ha sido un ejercicio liberador interrogarme al respecto de en qué forma los roles de género han limitado mi libertad y felicidad.

¿Cuál es el negocio detrás de ‘Fortnite’?

“Fortnite” es un videojuego del género ‘shooter’ que ha cautivado la imaginación de miles de personas y ganado millones de dólares. ¿Cuál es el secreto de su éxito?

*Publicado originalmente en El Mal Economista el 27 de Febrero de 2019 ¿Cuál es el negocio detrás de Fortnite? | Blogs El Espectador 

Es una perogrullada decir que el propósito de cualquier videojuego es ser adictivo.  Es mucho más interesante, en cambio, interrogarse por los motivos por los cuales estos simuladores de mundos virtuales se han constituido en uno de los sectores más rentables de la industria del entretenimiento. Hay un caso que ha despertado especial interés entre los banqueros de inversión. Se trata de “Fortnite”.

Es un juego de disparos en tercera persona que toma prestada la premisa de “Battle Royale”, una novela japonesa que a su vez fue popularizada en la cultura popular por la saga de películas “Los juegos del hambre”: el jugador es lanzado desarmado a una isla remota, donde tendrá que aprovisionarse de armamento, botiquines de primeros auxilios, entre otros pertrechos, mientras que, simultáneamente, otras 99 personas hacen lo propio. Todos tendrán que luchar a muerte hasta quede el último equipo o individuo en pie. El acceso a las mejores armas tiene un gran impacto en el éxito del jugador, y como están distribuidas aleatoriamente a lo largo del mapa, cualquier cosa puede pasar, hasta los menos expertos pueden sobresalir.

Aunque el concepto es violento, la ambientación del juego es caricaturesca y completamente libre de sangre, lo que permite que el juego sea distribuido entre un amplio público. Además, en los aspectos estrictamente referidos a su jugabilidad es completamente gratis, y se puede jugar desde diferentes consolas como el Play Station, X-Box y el computador. Estos factores han contribuido a que sea uno de los juegos más populares del momento: se conectan a la plataforma más de 40 millones de usuarios al mes y los beneficios de la compañía productora para sólo el mes de abril son escandalosos, 296 millones de dólares. Cabe preguntarse ¿Cómo un juego gratuito está haciendo millones de dólares en beneficios? Como bien lo dice Jared Bauer , el juego no está haciendo un gran negocio a pesar de ser gratis, sino precisamente por este hecho.

¿Cómo hace dinero Fortnite?

La casa productora del videojuego, Epic Games, ha concebido un modelo revolucionario para hacer negocio: en lugar de tratar de monetizar el juego como tal, vende a sus usuarios disfraces y accesorios para sus personajes. Otras marcas han utilizado previamente el esquema de las ventas digitales, sin embargo, estas han estado a menudo asociadas a ventajas competitivas o a desbloquear niveles dentro los juegos, en “Fortnite” en cambio, estas compras son meramente transformaciones cosméticas del avatar de los usuarios, no tienen ninguna implicación en la dinámica del juego.

La compañía la LENDedu adelantó una encuesta entre 1000 jugadores de “Fortnite” en Estados Unidos y encontró algunas cifras desconcertantes: el 68% de los jugadores encuestados ha gastado alguna vez dinero en el juego, y dentro de este porcentaje de personas que han invertido dinero la media del gasto es de aproximadamente 85 dólares. Así mismo, dentro este grupo de individuos, el 36.78 % manifestó nunca haber hecho compras digitales en un juego antes de jugar Fortnite.

¿Por qué gasta la gente estas cantidades de dinero?

‘El consumo ostensible’ es un término ampliamente usado en sociología e introducido por el economista estadounidense de origen noruego Thorstein Veblen. En pocos términos, el concepto se refiere al consumo de bienes costosos con el propósito de mostrar estatus y riqueza. El propósito de quienes practican el consumo ostensible es mantener y aumentar estatus y poder diferenciándose de otros miembros del cuerpo social. Pese a que la teoría es de finales del siglo XIX, es fácil encontrar ejemplos en la actualidad que ilustran claramente el fenómeno: las colecciones millonarias de coches de superestrellas deportivas como Cristiano Ronaldo, las obras de arte contemporáneo de propiedad de magnates rusos, entre otros muchos ejemplos. Uno de los puntos más interesantes de la teoría de Veblen es que el consumo ostensible no es exclusivo de los más privilegiados, por el contrario, se extiende a toda la estructura social, porque según Veblen las clases más bajas tienden a imitar estos hábitos de gasto para aparentar un estatus social o una riqueza mayor como una forma de escapismo.

Para el canal de Youtube Wisecrack  Fortnite es uno de los ejemplos más impresionantes de la digitalización del consumo ostensible.  Esta hipótesis que tiene bastante sentido. La gente compra los “skins” y bailes de sus personajes, aunque sean meramente cosméticos, porque más allá de su “utilidad” les gusta sentir y aparentar que son especiales. Tener “skins” “cool” como el de “The Reaper” o de un samuray generan ascendencia dentro esta comunidad de “gamers”. A lo mejor muchos jugadores no serán ricos, pero la ilusión del reconocimiento social los arrastra a esta forma de escapismo.

  

Mi relación con la mariguana. ¿Cómo empecé? ¿Por qué la deje?

  ¿Cómo inició? El primer recuerdo que tengo de haber fumado mariguana no está fijo en mi conciencia, es una imagen borrosa desvaneciéndose ...