* Publicado Originalmente en Marzo de 2019 en elmaleconomista.com : https://elmaleconomista.com/el-costo-de-ser-hombre/
Aunque los hombres obtengan ciertos
privilegios económicos y políticos derivados de su género, esto no significa
que no sean perjudicados por éste también.
Un
dolor de cabeza recurrente que afronta el feminismo es que algunos de sus opositores,
por deshonestidad intelectual o ignorancia, tienden a caricaturizarlo y
tergivérsalo, a desmentir sus propuestas teóricas basados en espejismos.
Tomemos
por ejemplo la idea del ‘patriarcado’. Podríamos definirlo como una estructura
social de supremacía masculina que opera a expensas de las mujeres, sin
embargo, hay que resaltar que es un concepto polémico y difuso, y no es
aceptado universalmente dentro del feminismo, algunas teóricas han cuestionado su pertenencia en
términos de explicar complejas relaciones de dominación raciales y de clase,
por ejemplo.
Para
algunos grupos libertarios y neocoservadores esta idea de una sociedad dominada
por hombres es risible cuanto más. Christina Hoff Sommers ha
intentado desmentir la idea del privilegio masculino remitiéndose los
siguientes patrones estadistcos en Estados Unidos, que más o menos se ajustan a
la tendencia de la mayoría de las sociedades occidentales.
●
La mayoría de la gente en prisión es
hombre.
●
La mayoría de población en indigencia es
masculina.
●
La mayoría de víctimas de homicidios son
hombres.
●
La mayoría de los suicidas son hombres.
●
La esperanza de vida de los hombres es más
baja que la de las mujeres.
●
Las mujeres tienen tasas de escolaridad
más alta en países de la OCDE.
La
tesis implícita es que a los hombres también les va mal, por lo que no hay algo
esencialmente injusto en la estructura social o en las expectativas que tiene
la sociedad sobre cómo y cómo no deben comportarse los hombres y mujeres, no
hay necesidad de pensar en cambiar nada. Si los hombres necesitan revisar sus
privilegios, las mujeres también, dice la señora Sommers. También que se
sugiere soterradamente que el feminismo ignora estos problemas o muy
convenientemente decide no hablar de ellos.
El
argumento ha sido muy exitoso en términos de propaganda, tanto así que ha sido
replicado en diferentes instancias, convirtiéndose en un lugar común del
discurso de los libertarios de derecha cuando hablan del ‘patriarcado’. Alguien
lo hizo para el caso de Colombia.
Los roles de género y el
‘patriarcado’.
Pero
el feminismo sí ha tratado estos problemas. Nuestra sociedad está edificada en
torno a nociones de cómo se espera que actúen los hombres y las mujeres en
ella. Estas expectativas cambian de una estructura social a otra, y se
denominan roles de género. En el ‘patriarcado’
-visto desde el punto de vista más convencional- los roles de género establecen
una relación de dominancia dinámica del hombre con respecto a la mujer, en este
sistema de organización, la mujer, ‘débil y sumisa’, está limitada a ser una
extensión del hombre, éste de otro lado, se proyecta como ‘dominante’, ‘duro’ -incluso si hace falta suprimir sus
emociones- y es el encargado de dar el sustento y la protección a la familia.
Es
cierto que si comparamos la situación del siglo XX con respecto al siglo XXI
las dinámicas familiares y sociales han cambiado en cierta extensión, y es
cierto que las mujeres en términos absolutos tienen mejores términos de
independencia y autonomía que en el pasado.
Pero
la situación está lejos de ser la ideal,
para Abigail Player, los roles de género
tienen un impacto gigantesco en nuestras creencias sobre lo que deben y no
deben hacer los hombres y las mujeres, consecuentemente, surgen estereotipos
que refuerzan las jerarquías basadas en género: por ejemplo, encuestas y
experimentos han mostrado que las mujeres son percibidas como ‘cooperativas’ y
‘leales’ en contraste con los hombres a quienes se les achacan las cualidades
de ‘protectores’ y ‘competentes’, no todos asumen estos estereotipos, pero hay
evidencia de que las mujeres que no se comportan conforme a estos estereotipos
son evaluadas negativamente por sus pares en el trabajo. De otro lado, continúa
Player, toda una vida expuesto a estas expectativas de lo que deben ser las
mujeres configura y refuerza sesgos inconscientes e invisibles. Como
consecuencia de estos sesgos los hombres son vistos como líderes más capaces y
son recompensados en mayor medida que las mujeres.
Player
ilustra esta situación, usando datos de Reino Unido en donde las mujeres sólo
componen el 22% del parlamento, el 20% de los profesores universitarios y el
6,1% de los cargos ejecutivos en la Bolsa de Valores Londres. En Colombia, el
porcentaje de mujeres en el congreso es del 21,7%, y según el Observatorio Laboral de la
Universidad del Rosario la brecha salarial está en el 25%, y el desempleo está en el 11% con
respecto al 5% del hombres.
Hay
otros costos asociados a ser mujer, podría decirse que más onerosos– violencia
sexual, mansplaining, trabajo doméstico entre muchos otros- que no trataré
porque requeriría extenderme más allá de los horizontes de este escrito. En
todo caso, creo que se ha mostrado que hay un privilegio del hombre en la
estructura política y económica.
Los costos de ser hombre
El
término “masculinidad tóxica” en el pasado era usado casi exclusivamente en las
clases de género en las universidades. De unos años para acá ha recobrado vida
por cuenta de la guerra cultural en torno al feminismo que se vive en internet.
¿Qué significa exactamente? ¿Cómo explica los costos de ser hombre?
La
masculinidad tóxica es conjunto de prácticas dañinas y destructivas, derivadas
principalmente de suprimir las emociones, mantener la apariencia de ser ‘tipos
duros’ en oposición ser percibido como femenino y usar la violencia como
indicador de poder. Hay que aclarar que no todos los hombres y las
masculinidades son tóxicas, hay rasgos que tradicionalmente se han asociado a
los hombres como el liderazgo y el coraje, por poner un par de ejemplos, que es
positivo incentivar tanto en hombres como en las mujeres.
En
agosto de 2018 la APA (American Psychological Association) reveló su primera guía especialmente dirigida para el
tratamiento de hombres y niños. La guía, dice la APA fue escritas en base a 40
años de investigación y trabajo terapéutico. En un artículo
publicado en el sitio web de la APA, Stephanie Pappas, explica las motivaciones
detrás de la guía y da luces para entender cómo los roles de género explican
los patrones estadísticos que ciertos neoconservadores han usado como caballito
de batalla en contra del feminismo. Pappas
soporta con literatura científica anexa sus observaciones y pone énfasis
en que los terapeutas deben entender también cómo el poder, el privilegio y el
seximo funcionan tanto otorgando beneficios a los hombres como atrapandolos en
nociones preconcebidas sobre como se espera que sean:
- Los hombres se sienten aislados, son
criados con la mentalidad de ser ‘autosuficientes’ y de ocuparse de los
problemas por ellos mismos, como consecuencia no buscan ayuda y se aíslan aún
más. Por esto mismo, los niños y los hombres corren un riego desproporcional en
relación a la disciplina y los desafios acádemicos. Además, los hombres con nociones más tradicionales de
masculinidad son menos propensos a buscar asistencia
psicológica que aquellos con nociones de género más flexibles.
- ‘Los machos’ u hombres con rasgos de
masculinidad ‘fuerte’ -competitivos, dominantes, agresivos y estoicos- tienen
la mitad
de probabilidades de adquirir salud preventiva que aquellos hombres de
criterios de masculinidad más moderada.
- ‘Los machos’ son
más propensos a adoptar comportamientos considerados
riesgosos para la salud – alcoholismo, hábitos alimenticios poco saludables,
tabaquismo o a poner ellos mismos su integridad física en riesgo.
Mi
propósito al escribir este artículo es poner una pequeña cuota en lo que espero
sea un debate más constructivo y menos tóxico en torno al tema ‘los roles de
género y las relaciones de poder’. Por desgracia hoy el debate está viciado por
cuenta del sensacionalismo de los medios y los “trolls” de internet.
Hay
que dejar que atrás esa narrativa que sugiere que el feminismo es una cruzada
en contra de los hombres, en realidad, es una herramienta de emancipación, no
sólo para las mujeres, sino también para nosotros los hombres, a los que espero
lleguen estas palabras Como dice Chesea
Fanagan en una cápsula de youtube, una de las ideas
fundamentales del feminismo es liberarse del aplastante dominio de estos roles
de género, nosotros no deberíamos pagar por lo que la sociedad espera de
nosotros por nuestro género. Para mí ha sido un ejercicio liberador
interrogarme al respecto de en qué forma los roles de género han limitado mi
libertad y felicidad.
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